jueves, 16 de julio de 2009

Confieso que no se odiar
No se lo que guarda el desvelo de tus ojos grises
No se lo que trae el silencio de una noche sin luna
No conozco la amargura del dolor que trae el rencor
Amárrame a tu desdicha, enséñame los dientes
Cuando la rabia se apodera de tu alma eterna
Entrégame tu pena, entrégame tus pasos cansados
De tanto andar por piedras y nebulosas
Enciérrame en tus heridas
Déjame beber tus lágrimas sangrientas
Déjame abrazarte y llevarte a ver el otro lado de la luna
Amárrame a tu aflicción y hazme llorar…
Rescátame de esta alegría sin remedio
Muéstrame las heridas de tus brazos
Enséñame el filo que te daña
Disuelve en mí tus gritos
Que tus alaridos rompan mi paz
Amarraré mis besos incondicionales
A tu odio profundo y taciturno
Desgarraré mis ropas y te daré calor
Correré descalza por la vida buscando un trozo de ilusión
Déjame vivirte y ver que sufres
Para arrancar tus dolores
Serás eterno como las margaritas
Serás inmortal como las golondrinas

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