A donde nos lleva la vida?, ¿Alguno se ha parado a pensar en eso?, ¿para qué sirve sufrir?, ¿para que sirve reír, o hacer planes?... Sufrir es aprender, yo aprendí a perdonar, sin rencor, a entender que hay personas que no son capaces de dar nada. Aprendí a levantar la voz y el puño, aprendí a dar la cara y el nombre, a no ser cobarde, a hacer las cosas con cariño, a recordar el pasado con ternura y descubrir que allí se esconde el origen de mi esencia, que gracias al pasado yo soy mi presente. Aprendí a entregarme sin esperar nada a cambio, aprendí a decir la verdad. Aprendí de que el dolor es parte de juego de vivir y que no necesito vivir arrancando del sufrimiento, que aquel que se cae y se levanta tiene doble merito. Aprendí de que en la vida es mejor amar y sufrir, que nunca haber amado, aprendí que las cosas nunca son lo que parecen y que yo era mas grande de lo que sospechaba. Aprendí a mirar la vida con otros ojos, a entender que hay gente que va por la vida aprovechándose y abusando de lo que el resto, de forma sincera, les entrega y que esas personas son dignas de respeto y consideración, por que no son malos, son limitados, están vacíos por dentro, no les queda mas que llenarse de vidas ajenas, como parásitos. Aprendí que la rabia es una pésima consejera y que la tolerancia es un don que hay que desarrollar, que en este mundo somos todos uno y lo mismo, conectados… tu sonrisa me alegra el día… mi pena hace llover tu mundo.
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